Lucifer, el portador de la luz

Un ángel cierra (o abre?) las puertas del infierno con una llave. Salterio de Winchester. Manuscrito, ca. 1150


El mal está en el mundo para crecer, no para destruir.

El bien siempre gana porque está unido al infinito, el mal pierde siempre porque está unido a la materia. El mal opera en el tiempo y en el espacio, y en esos ámbitos el mal puede destruirlo todo, pero una vez destruido ya no puede hacer nada más. Como únicamente destruye, el mal no puede más que operar en el mundo finito. Sin embargo el bien construye no porque sea bueno, sino porque no puede dejar de recoger la energía que le viene del infinito, el bien es una energía que no tiene como propósito la bondad, sino que no puede hacer otra cosa, de la misma manera que el sol, si no hay nubes en el cielo, no puede hacer otra cosa que dar luz y calor.

El mal es una lucha contra el infinito, pero contra el infinito es imposible ganar, por eso  Judas se suicida, el mal no se aguanta a si mismo. Al hacer daño al otro se hace daño a si mismo, su camino siempre conduce a la autodestrucción.

La raza humana, en tanto que produce el mal, podría llegar a autodestruirse a si misma, pero eso a la consciencia universal le importa muy poco, porque el bien va a seguir recibiendo energía del infinito. Nuestro destino es el bien, aún si para ello la raza humana tenga que ser extinguida, el mal no tiene ni destino ni profundidad, ni raíz, es como un hongo que se propaga sin dirección, su único destino es la autodestrucción.

Desde el punto de vista de la cábala hay dos niveles para entender lo que sucede con el mal, en el nivel inferior el mal produce daño pero en el superior, el mal da luz, y esa luz es el aprendizaje. Siempre que hay un golpe del mal, se posibilita un cambio de nivel de consciencia. Por eso, a veces las condiciones más desfavorables son en realidad las más favorables, se da esa paradoja por la cual los momentos más destructivos, como puede ser en el Antiguo Testamento la destrucción del templo de Jerusalén (un equivalente espiritual de la caída de Adán y Eva del paraíso) fueron también en la historia sagrada los más intensos en profecías y en actividad espiritual.
“Que no se gloríe el sabio de su sabiduría, ni el poderoso de su poder, ni el rico de su riqueza. Si alguien ha de gloriarse, que se gloríe de conocerme y de comprender que yo soy el Señor, que actúo en la tierra con amor, con derecho y justicia, pues es lo que a mí me agrada —afirma el Señor—”.
La consciencia universal utiliza a la materia para revelarse, es la sustancia divina que se encuentra en la materia y en todo. La raza humana es un medio, un instrumento para revelar la consciencia universal, hasta donde sus limites puedan permitirlo, porque si el mal fuera tan grande como para impedir esa revelación, la consciencia universal emergería en cualquier otro punto del universo, si es que no ha emergido ya. La consciencia se revela queramos o no queramos, por lo tanto el mal es toda resistencia a esa revelación, son fuerzas que están en contra de esa revelación, el mal hace resistencia a la redención. Todos los males que puedan aparecer que provoquen obstrucciones a esa fuerza de revelación, lo único que logran finalmente es incrementar la revelación. 

A menudo los incrementos en los niveles de consciencia facilitan la apertura a una nueva personalidad, el ser humano le tiene miedo, más que al fracaso, al potencial, pues es el potencial el que facilita ese cambio. Alguien que tiene éxito, desde el punto de vista espiritual, encuentra muchos más obstáculos satánicos que el resto, pues tiene que combatir en una doble lucha, por una parte contra la sociedad que lo ve como sospechoso, y por otra contra sí mismo, porque tiene que trabajar permanentemente sus tinieblas. Es paradójico, cuanto más te elevas en el nivel de consciencia más peligro tienes de que te crucifiquen, de recibir odio del mundo, pues el mundo no soporta la oscuridad que resulta de esa proyección. El caso de Jesús es un buen ejemplo, su 
nivel de consciencia le permitió debatir con todos los fariseos, y también demostrar que el poder está aliado con el mal, si haces eso, indudablemente te van a crucificar, por tanto el que eleva el nivel de consciencia, además del trabajo que supone elevar el nivel de consciencia tiene que saber que no lo van a felicitar, lo van a crucificar. A medida que elevamos el nivel de consciencia, lo que viene es cada vez más difícil. Si por ejemplo estás en pareja, y el nivel de consciencia se desequilibra, la pareja se va a romper inevitablemente, pues el diálogo se dificulta cada vez más y ya no interesan los mismos temas. El precio de elevar el nivel de consciencia es la soledad del éxito interior. El éxito interior es indescriptible e indestructible, trae una gran felicidad, sin embargo los demás proyectan en ese éxito su propia incapacidad para las tinieblas. El que avanza en su consciencia, crea en el entorno una proyección negativa, porque éste se está salvando. El primero que en una familia trabaja en la rectificación del alma, y se intenta equilibrar, es el primer enemigo familiar porque desequilibra la estructura. Las familias son, a menudo, estructuras equilibradas por el desequilibrio de sus miembros, cualquier miembro que trate de equilibrar su alma va a desequilibrar la estructura familiar. El camino espiritual no es un camino de rosas, sobre todo en el exterior, corres el riesgo de que desde fuera te tilden de chiflado, de que estás en una secta, o de que se te va la olla. El que avanza refleja la tiniebla de la procrastinación del otro. Si el otro tiene la misma potencia se crean sinergias, hay una situación de admiración, si las potencias están desequilibradas entonces la relación se rompe.
Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos. (Jn 17,26)
Imagen del diablo, representado en el Codex Gigas, esta singular obra mide 92 centímetros de alto, 50,5 de ancho, 22 de grosor y pesa 74,8 kilos, y es el manuscrito medieval más grande conocido hasta la fecha.

El justo no entiende la injusticia, sino que la sufre, no necesariamente es victimista, pero sí que es víctima del dolor por su falta de sabiduría. El sabio, en cambio, entiende la injusticia y además no cae en convertirse en víctima. En el caso del libro de Job, por ejemplo, él es justo, pero no llega a ser sabio, y el precio a pagar es la experiencia del mal, pues él no conocía esa experiencia. En el caso de las personas injustas malintencionadas, también pagan el precio de la ignorancia, son muchas las personas inteligentes que no logran salir de su ignorancia.

Pero también conviene recordar una cosa que se olvida muy a menudo, y es que el mal se encuentra tanto en la luz como en la oscuridad, lo mismo que el bien. Cuando cometemos el error de poner en equivalencia mal y oscuridad, entonces es que el mal ya nos ha derrotado. Es importante, por ejemplo no apropiarse de una luz que no merecemos, porque cuando asumimos que tenemos más luz de la que tenemos, eso provoca que el mal pueda ser operativo. Satán ataca por delante y por detrás. A veces hay confusión con respecto a esto, la oscuridad no es la fuente del mal, sino que es la fuente del bien.

El mal debe ser comprendido, al entender las estrategias de Satán se evita la tentación de luchar contra ellas, la única forma de dejar al mal fuera de operatividad es aprender para elevar nuestro nivel de consciencia. El mal es necesario para la rectificación de nuestra alma. Al dolor hay que encontrarle sentido, si a uno le duele sin sentido, entonces el dolor se multiplica, cuando nos elevamos en el nivel de consciencia, comprendemos ese sentido, el mal re-sitúa los valores, ataca, para que podamos valorar lo más esencial y fundamental del ser. Satán hace una excelente misión divina, que es elevar la consciencia humana. El mal te va bajando a circunstancias pequeñas de la vida, consigue ocultar momentáneamente las cuestiones elevadas, nos lleva al mundo de las limitaciones materiales, un nivel en el que no podemos entender el sentido del mal. Pero el alma tiene la capacidad de superar las coordenadas de la materia, si por el contrario reducimos nuestra vida a la materia, entonces el mal nos destruye. Pero la luz se sigue revelando fuera del campo de la materia, se sigue revelando a pesar de la muerte.
Fui buscado por los que no preguntaban por mí; fui hallado por los que no me buscaban. Dije a gente que no invocaba mi nombre: Heme aquí, heme aquí. (Is 65,1)
La religión está estructurada para el consuelo, la espiritualidad sin embargo está estructurada para la verdad, y la verdad no tiene ningún consuelo. La esperanza que produce la verdad es una esperanza intelectual, muy diferente de la esperanza emocional que proporciona la religión. La intensidad y la asociación vencen al tiempo y al espacio, cuando uno es capaz de lograr intensidad en el tiempo, entonces el camino del alma se abre paso, nadie la puede detener, la luz ilumina por si misma, por definición no puede hacer otra cosa que iluminar, por eso no es necesario evangelizar, no hace falta colonizar a las personas ni tratar de convencerlos, cuando uno sigue el camino de su alma, iluminará también al resto. No somos salvadores de nadie.
Me mostrarás la senda de la vida;
En tu presencia hay plenitud de gozo;
Delicias a tu diestra para siempre. (Salmos 16,11)
La consciencia no se aumenta con inteligencia, se aumenta con sabiduría. La era mesiánica es ese estado del alma en que las limitaciones desaparecerán, el mal y la muerte dejarán de tener poder sobre nosotros.
Por tanto, todo lo que habéis dicho en tinieblas, a la luz se oirá; y lo que habéis hablado al oído en los aposentos, se proclamará en las azoteas. (Lc 12,3)


Referencias

Todas las ideas que se expresan en esta entrada provienen de las enseñanzas de Mario Sabán, y de este vídeo particularmente: https://www.youtube.com/watch?v=8DXvs32H8j8&t=437s&ab_channel=MarioSaban 

https://youtu.be/tEL3K5_PpmI?si=fBtzGJiaS4VFBJV1

https://www.worldhistory.org/trans/es/2-1685/el-origen-de-satan/

https://www.researchgate.net/figure/Un-angel-cierra-las-puertas-del-infierno-con-una-llave-Salterio-de-Winchester_fig4_335149662