Miqueas (verdadera y falsa profecía)


Algunos estudiosos han propuesto una clave de interpretación del conjunto de los capítulos 4 y 5 de Miqueas como una discusión entre el verdadero profeta y los falsos profetas, sobre el tema de la salvación. La complejidad de la narrativa nos deja muchas incógnitas.

Tras el patrón casi geométrico de amenaza / salvación / amenaza /salvación, Miqueas mezcla épocas cercanas y distantes en su profecía, materiales y espirituales, de manera que en ocasiones parece que la materia se espiritualiza y el espíritu se materializa. Resulta complicado discernir cual es cual, no es raro que así suceda a menudo también en la vida.

En 4,1-5 parece que la idea es la reunificación y unión de todas las naciones bajo el amparo y protección de un mismo Dios, sin embargo en el versículo 5 alguien dice: «Aunque todos los pueblos anden cada uno en el nombre de su dios, nosotros andaremos en el nombre del Señor nuestro Dios para siempre jamás». Parece que los primeros versículos hablan de unión, y de pronto el quinto habla de división. En los primeros versículos se invita a todos los pueblos a participar de la salvación y de la gloria.

Venid, y subamos al monte de Jehová, y a la casa del Dios de Jacob

Pero, sin embargo, el quinto rompe bruscamente con esta idea, diciendo que otros pueblos seguirán a otro dios, pero ellos se mantendrán fieles al suyo, no parece un fidelidad muy verdadera, sobre todo en contraste con los versículos anteriores. El término “postreros tiempos” hace referencia a la época mesiánica, o sea, al tiempo en el que el reino de Dios se consumará. Este concepto se ve en Is 2, 2Joe 3, 1; Eze 38, 16; o Deu 4, 30. El fin de las edades que cierra el desarrollo histórico será el tiempo del Mesías, un tiempo en el que ya no habrá guerras ni división entre los hombres.

Convertirán sus espadas en arados,
harán hoces con sus lanzas.
No se amenazarán las naciones con espadas, ni se adiestrarán más para la guerra.

A continuación (4, 5-10) la reunificación de las ovejas descarriadas y cojas nos traslada de nuevo a la idea de los primeros versículos en donde todo se re-liga. La dispersión aparece como un castigo purificador que el mismo Dios impone. Para re-unir, primero es necesario dispersar. La imagen del rebaño reunificado aparece en muchas ocasiones en la Biblia: Isa_40, 11; Isa_56, 8; Jer_23, 3; Jer 29, 14; Jer_31, 8-10; Eze 11, 17

Y nuevamente la pregunta retórica del versículo 9 nos hace ver que quizá la promesa (en el versículo 8) de recuperar el poder y la grandeza de la monarquía sea una falsedad. Jerusalén tiene su rey, tiene su Dios, tiene todos los privilegios, ¡no hay por qué preocuparse! Sin embargo Miqueas nos dice que sí hay motivos para preocuparse, pues antes de la salvación Jerusalén tendrá que pasar por el destierro, 
solo después del desastre será liberada. Sion debe alcanzar su gozo a través del cautiverio y llegar a honrar a través del dolor, éste es también parte de la salvación. Los falsos profetas prometen la salvación inminente, esta visión fantasiosa se muestra, a los ojos humanos, muchas veces más factible y "realista". El verdadero profeta habla de lo que a los ojos humanos parece imposible, la salvación llegará a través de la condena.

Y nuevamente, en el versículo 11 se vuelve a utilizar la palabra unión para hablar en realidad de desunión y enfrentamiento.

Muchas naciones se han unido en tu contra.

De nuevo la falsedad, que es refutada a continuación en el versículo 12

Pero esas naciones no conocen los pensamientos del SEÑOR
ni captan su plan;
porque él las juntará como se juntan los manojos de espigas
en el lugar donde se trilla el grano.

La desunión y destrucción es la propia de la materia, de la historia de los pueblos y la de nuestros días; la unión es la del día venidero, la que está siempre por venir, y siempre por posibilitar de nuevo la alianza o el encuentro, se trata de un proceso que no cesa nunca, dispersar y reunificar (solve et coagula), proceso constante de purificación.

Capítulo 5

Otra vez, en el versículo 5 encontramos el relato “fácil” del futuro, que seduce con la idea de que el pueblo está preparado para enfrentar a Asiria. 

Y Él será nuestra paz.
Cuando el asirio invada nuestra tierra,
y cuando huelle nuestros palacios,
levantaremos contra él
siete pastores y ocho príncipes del pueblo.

Pero los 7 gobernantes y 8 príncipes no serán nada frente a la promesa del niño que nacerá en Belén. La fantasía de poder hacer frente a un gigante como Asiria es en realidad más pueril que confiar en el niño que nacerá de la que está por alumbrar. 

Así como el verdadero salvador proviene de lo más humilde y pequeño, nacido en la misma aldea de pastores que David, así también el remanente o “resto” que volverá de Israel será como rocío enviado a todas las naciones desde el cielo, como agua que purifica y que llega a todos los rincones sin enfrentar. La imagen del remanente de Israel que nos traslada el versículo 8 como un león entre las naciones violentas es de nuevo imagen de la falsa profecía, en verdad el león nada puede frente al agua (por más que se presente en forma de rocío, lo más delicado e inocuo), pues no es la separación del resto de naciones, sino el “resto” (lo que ha quedado de la purga) de Israel engendrando a todas las naciones, la imagen de la verdadera salvación que está por venir.


A continuación una reflexión extraída de la página de Hermetismo hoy para desear a todos feliz Navidad. 

"Lo que somos forma parte de un conjunto mayor que a su vez participa de otro que lo excede y así hasta el Infinito donde todo es.
Lo que creemos ser en base a nuestro ego puede no responder a lo que somos y por tanto no encajar en el Todo, y no hace, entonces, sino agitar y provocar olas en las aguas que de alguna manera  estimulan a Eros a lanzar flechas a diestro y siniestro para impedir que se rompa el equilibrio. Y así lo mantiene  mientras permanece en Sí Mismo. Recordemos que Amor y Uno tienen el mismo valor numérico.
Amor regula el tráfico, o sea el movimiento  y consigue llevarlo todo de vuelta al Origen.

En estos días en que el SOL permanece detenido en el fondo (nadir) de su órbita, lo sentimos más presente y cercano que nunca. Celebramos la posibilidad del renacimiento, del nacimiento del Niño Divino, siempre presente en lo más intimo de nuestro corazón."