Mistérico

Todo ser humano ha sentido alguna vez ser el más desdichado de los seres humanos. Ese es el verdadero sentido del complejo de Edipo...
El protagonista de la tragedia proviene del sentirse visto, del mostrarse. La visibilidad es la acción propia del sueño trágico. Todos tenemos la necesidad no sólo de ver, sino de ser vistos, no sólo de escuchar sino de ser escuchados.
La llamada del ser, aquella iluminación que no deshace las tinieblas.
Es la penumbra donde se van dibujando por si mismas las cosas. Es mistérica. El misterio es aquello que modela sin deshacer, sin pretender ser enteramente claro.

Cuando el sujeto se deja embeber por el yo, se hace personaje y deja de ser persona.





Vaso en forma de mujer con la figura de Ishtar. Sippar (Irak) 700-600 a.C.


. 2008, nº 9)

Afrodita y Eros


"Ištar o Ishtar era la diosa babilónica del amor y la belleza, de la vida, de la fertilidad.

Se asocia en otras regiones con diosas como Inanna en Sumeria, Anahit en la antigua Armenia (Urartu), Astarté (Asera) en Canaán, Fenicia y en las religiones abrahámicas. Ištar, Inanna y estas diosas representan el arquetipo de la diosa madre.

En Sumeria era conocida como Inanna (siendo dos diosas distintas que representan lo mismo) y posteriormente en Babilonia, y en su zona de influencia cultural en todo Oriente Medio, recibe los títulos honoríficos de Reina del Cielo y Señora de la Tierra.

Para Joseph Campbell Ištar/Inanna, que amamanta al dios Tammuz, es la misma diosa que Afrodita y que la egipcia Isis, que alimenta a Horus."



(...) "Con algunas variaciones, ésta es la historia de Inanna-Ishtar y Dumuzi-Tammuz, de los egipcios Isis y Osiris, de las griegas Deméter y Perséfone, de los cananeos Baal y Anat, de los anatolios y romanos Cibeles y Atis, y de los griegos Afrodita y Adonis. Cuando la hija o el hijo-amante mueren en la luna negra, toda la naturaleza muere, o lo parece, en las tinieblas del mes o el invierno del año. Al cabo de 3 días o 3 meses, el hijo de la Diosa renace, trayendo de nuevo luz y fertlidad con el crecimiento de la Luna o con el "crecimiento" del Sol en primavera. En el mito de Deméter y Perséfone, la hija es la "parte" de la madre que muere, y la reunión de madre e hija trae la primavera. En Grecia y Siria, los rituales anuales de duelo por Adonis, amante de Afrodita y Señor de la Vegetación, duraban tres días.
Las Tradiciones Mistéricas que se desarrollaron en torno a estos mitos tenían como objetivo introducir a los participantes en el drama mítico, para que experimentaran la totalidad del ciclo y se identificaran no con su marco mortal, el bíos, la forma temporal que vive y muere, sino con el principio eterno que renace siempre, la zoé.
(...) Esta forma de ver la Luna en Egipto perduró más de tres mil años, penetró en los mundos griego y romano y no concluyó hasta el siglo VI d.C., cuando el templo de Isis en File fue cerrado por orden del emperador cristiano bizantino Justiniano. Al relatar el mito íntegro de Isis y Osiris a los griegos del siglo I d.C., Plutarco encontró paralelismos entre Osiris y Dioniso e Isis y Deméter, como los primeros cristianos los encontraron entre Osiris y Jesús e Isis y María."

Jules Cashford "La luna, símbolo de transformación"


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