San Martiño de Mondoñedo (I)



La Basílica de San Martiño de Mondoñedo, en el municipio lucense de Foz, se trata de una de las construcciones altomedievales más interesantes de Galicia. Al hecho de haber sido identificada como la primera catedral de España, se le ha añadido recientemente el descubrimiento de pinturas murales inéditas datadas en el primer tercio del siglo XII, lo cual le añade el distintivo de poseer los frescos románicos más antiguos de Galicia. De estilo románico, su característica principal es la arquitectura lombarda en la cabecera, coetánea a la catedral de Santiago de Compostela, lo cual puede hacerle presumir de ser de los pocos templos relevantes de Galicia que no imita a Compostela. 

Contexto histórico
El rol pionero y central de Galicia en la recepción y expansión del cristianismo en la Península Ibérica durante los siglos posteriores a la caída del Imperio Romano de Occidente han resultado de vital importancia en la historia de España y Europa, debido probablemente a la localización estratégica de Galicia, situada en el medio de las grandes rutas marítimas que conectaban Oriente con Occidente. La filiación cultural y genética fue intensa con fenicios y romanos, en la Edad Media y ya en la Prehistoria, pero además también la comunicación por vía marítima fue prolongada en el tiempo y sin apenas cortes entre Britannia y Gallaecia, como también con las costas atlánticas francesas, un vínculo centenario entre los territorios que vivían frente al mar, que además es recogido y reflejado por la propia leyenda xacobea. La función del mito, a partir del monoteísmo semita estuvo ligada al conocimiento histórico, debido a la participación de Dios en la historia que esta tradición introdujo como diferencia con respecto a anteriores formas de concebir el mito, es por ello que profundizar en el conocimiento de estos mitos nos permite, precisamente, llegar al conocimiento histórico. Hablar hoy de conexión entre el mundo celta y el latino parece que no es de agrado para quienes prefieren ver en el celtismo más bien un recurso con el que diferenciarse del resto de la España latina. Y lo cierto es que en la Edad Media y ya desde el Reino Galaico-Suevo queda constancia del importante papel de Galicia como puente conector entre ambas tradiciones, los propios celtas-cristianos que arribaron a nuestras costas llevarían a Britannia también la obra de Paulo Orosio o el muy estimado Isidoro de Sevilla en aquellas latitudes. No es casualidad que el primero en señalar que el Apóstol estaba enterrado en tierras occidentales de Hispania (el Breviario de los Apóstoles también lo había afirmado pero sin concretar en qué lugar de Hispania) haya sido Beda el Venerable, un monje e historiador inglés destacado por su rigor y conocimientos (ca. 672-735), autor de la monumental Historia ecclesiastica gentis Anglorum (Historia eclesiástica del pueblo inglés). Beda disponía en la biblioteca del monasterio de Wearmouth-Jarrow, donde vivió, de una colección documental única para la época y posiblemente consultó el Breviario de los apóstoles (s. VI-VII), texto latino donde se afirma por primera vez que Santiago predicó en tierras hispanas, y otras fuentes anteriores posiblemente orientales. Tal como lo expresa Beda en el Martirologio dice que los restos del Apóstol fueron enterrados en Hispania y posteriormente trasladados y “escondidos en sus últimos límites frente al mar británico”. Los textos de Beda, escritos previsiblemente a principios del siglo VIII, son anteriores, por tanto, en unos cien años al descubrimiento en Compostela del sepulcro de Santiago. La relación entre el celtismo cristiano de Britannia y la iglesia hispana, como a su vez la de estos con Martín de Dumio es de vital importancia para comprender el desarrollo de la leyenda xacobea y el lugar central que jugó Galicia en esta época. De ese rol primordial nos deja constancia precisamente esta basílica, cuya riqueza arquitectónica, escultórica y pictórica la han hecho acreedora de ser considerada Bien de Interés Cultural en el 1931.

Durante los siglos IV al VI varios grupos de celtas cristianos llegados desde Britannia se habían asentado en el norte de las provincias de Lugo y Coruña, extendiéndose los asentamientos de Ferrol hasta Navia (Asturias) y fundando un obispado-provincia cuya sede se había establecido en Bretoña (Lugo). La primera mención documentada del pueblo de los Britones en Galicia la encontramos en la firma de las actas del Segundo Concilio de Braga, en el año 572. En ellas se puede ver la firma del Obispo Mahiloc de la diócesis Britonorum. Existe también un Primer Concilio de Braga en el año 561, donde uno de los obispos firmantes es llamado Maliosus, el cual podría ser una versión latinizada de "Mailoc". Disponemos de otro documeneto en el que se hace mención explícita a los britones, es el conocido como Parochiale Suevicorun, un registro de las parroquias de los doce obispados del Reino Suevo. Los Britones participaron activamente en la política del Reino Suevo de Galicia y en los concilios, gracias a sus privilegiadas relaciones con el obispado de Dumio (Braga, Portugal), capital del Reino Galaico-Suevo. Debido a estas buenas relaciones, cuando los visigodos arrasan la capital del reino en el 585, los notables suevos encuentran refugio en Britonia. De nuevo en el año 860, como consecuencia de la invasión árabe de la península, el abad de Dumio, Sabarico, huye con sus monjes y se refugian en las tierras bretonas del norte. Para solucionar su situación, el rey Alfonso III el Magno, último rey de Asturias y primero de León, en el año 867 crea la diócesis de Mindunieto (suma de territorios de Dumio y Bretoña, mientras las iglesias asturianas pasan ya a la sede de Oviedo) y le otorga los dominios cuya cabeza episcopal se localiza en San Martín de Mondoñedo, bajo la advocación de los santos Martín de Tours y Martín Dumiense, este último, apóstol de los suevos. En el 966 y 971 Bretoña es arrasada por los normandos, y la capital se traslada también a Mindunieto. En 1112 la reina Urraca (1109-1126) traslada definitivamente la sede episcopal a Vilamaior do Val de Brea, rebautizada como Mondoñedo en honor de la antigua Mindunieto.

Mapa parroquial suevo, extraído de esta interesantísima web de divulgación del Reino Medieval de Galicia. Según nos dicen en la web, se ha realizado tomando referencias de trabajos de Jorge López Quiroga o Jose Carlos Sánchez Pardo. Necesariamente se han representado límites difusos, pues son interpretaciones actuales sujetas a múltiples interpretaciones.

Por otro lado también es importante señalar que este enclave ya habría tenido sentido sagrado al menos desde el siglo IV. Acerca de la reconstrucción que hizo San Rosendo en el 925, Castiñeiras González opina que podría estar relacionada con la arquitectura y arte astur-leonés del siglo X. De estos dos templos sucesivos y desaparecidos es posible que procedan los vestigios arquitectónicos antiguos reutilizados en el actual edificado entre finales del siglo XI y principios del XII. Lo más llamativo de su larga historia es que en el siglo IX fue sede episcopal doble: obispado dumiense por un lado, trasladado desde Dumio (Braga, Portugal) y obispado britoniense por otro lado, trasladado desde Bretoña (Lugo). Alfonso III le hace entrega de los territorios ed Besancos, Tasancos y Prucios (probablemente la comarca comprendida entre el Sor y Ferrol). En el siglo XII, el oriente de Bretoña es cedido al obispado de Oviedo y paulatinamente la denominación del obispado-provincia de Bretoña y de sus tierras cambia a Mondoñedo. Con el paso del tiempo el templo dejó de tener carácter monacal y desde el siglo XVII es simplemente iglesia parroquial. Su estilo arquitectónico es poco habitual en el noroeste peninsular: románico lombardo-catalán, en contraposición al dominante, el borgoñón o francés (introducido por el Camino de Santiago y con gran exponente en la catedral compostelana).

San Martín de Braga o de Dumio en una miniatura del Códice Albeldense. Fue considerado por San Isidoro de Sevilla y San Gregorio de Tours como el hombre letrado más importante de su tiempo. Por otro lado, no podemos dejar de reseñar esta obra fundamental, que el rei Miro de Galicia le pidió expresamente al Obispo Martín de Dumio: Como levar unha vida honesta.


Celtismo
Aunque hoy en día el celtismo se ha configurado como un "mito nacionalizador" conviene diferenciar este tipo de mito del verdadero, pues el origen tradicional de los mitos no está sometido al interés particular ni a la ideología de ningún período histórico. Este mito nacionalizador a veces resulta un impedimento precisamente para acceder al conocimiento de nuestra historia, pues la tradición celta verdadera está muy lejos de tener algo que ver con los mitos modernos que el auge del nacionalismo, la New Age o la contracultura, introdujeron. La ausencia de documentación escrita de la tradición celta ha dado pie precisamente a recrear fantasías más representativas del pensamiento moderno que del tradicional. Los celtas se convirtieron en una especie de buenos salvajes sometidos a unos estados represores, utilizados para reactivar el nacionalismo con el que podrían liberarse de la esclavitud. Este "mito nacionalizador" supuso que la antigua espiritualidad de los celtas era más ecologista que el racionalismo latino, e incluso más feminista. Y aunque lo del pacifismo era bien difícil de encajar en el universo celta, igualmente muchos se dejaron seducir por estas fantasías, y en los años setenta el esoterismo de los druidas dejó claro que no tenía nada de esotérico, pues para ello habría que estar dispuesto a ver en el cristianismo un hermano, tarea que no parecía gustar mucho bajo el paraguas ideológico al que condujeron al celtismo. Seguramente a ninguno de los promotores de este mito nacionalizador le hubiese gustado comprobar que los bretones celtas instalados en Galicia fueron precisamente importantes impulsores del cristianismo, y que si los mitos celtas han llegado hasta nosotros ha sido precisamente gracias al cristianismo. La propia leyenda xacobea seguramente sea la mejor prueba de cómo el cristianismo rescató los valores sagrados del celtismo. 

El predominio del plano ideológico y político en la actualidad es el que hace afirmar a las tendencias neopaganas actuales que la mentalidad céltica primitiva descansa en un amoralismo tranquilo, idílico y en paz con la naturaleza, con un rechazo del pecado original y de los sufrimientos infernales promulgados por el cristianismo, que, además, incluso, atentan contra el libre albedrío. Ponen en el cristianismo una idea de debilidad humana derivada del pecado original y la enfrentan a una peligrosa visión romántica y nacionalista por la cual, al comer la manzana, el hombre celta es verdaderamente como un dios. Según esta interpretación el ser humano se libera del yugo de Dios por su propia voluntad, frente a una ortodoxia cristiana que promovería la sumisión a Dios y la incapacidad para alcanzar a Dios si no es por medio de la gracia concedida por Dios. El celtismo actual sería la afirmación de una voluntad humana capaz de oponerse nada más y nada menos que a la voluntad de Dios. Bajo una especie de dulzura y 'buenismo' en la espiritualidad que ellos consideran no corrompida, la hacen aparecer de la antigua tradición indígena reemplazada por los horrores medievales del infierno y el purgatorio que trajo el cristianismo, y si lo hacen es precisamente porque han dejado de estar en contacto con la tierra, pues ningún agricultor puede permitirse ignorar los aspectos terribles y débiles de la naturaleza. Por otro lado la realidad nos dice que precisamente la tradición celta no se caracterizó por el pacifismo y el 'buenismo'. Estas tendencias racionalistas modernas se observan también en el interés por rescatar ciertos espiritualismos bucólicos, como es el caso del priscilianismo que, bajo este prisma buenista, representaría una especie de defensa de las mujeres y de la naturaleza equiparable al falso feminismo y ecologismo de nuestro tiempo. Cuando se elimina el componente esotérico y profundo presente en toda religión verdadera, entonces lo que resulta es únicamente ideología, y ese es justamente el motivo que también hizo corromperse a la Iglesia Católica.


Simbolismo
Desde nuestra primera visita a este lugar hemos podido constatar una conexión simbólica de estas tierras del norte de Lugo con la leyenda xacobea compostelana, no en vano también en tierras cercanas se recoge una leyenda muy similar a la del Apóstol, no es otra que la del Conde Santo de Lourenzá. Osorio Gutierrez, Comites o Comes de Lourenzá, popularmente conocido como Conde Santo es desciendente de Lorenzo, héroe en la Batalla de Clavijo (844) e hijo de Gutierez Osoro, Conde del Bierzo y primo de Alfonso II de Asturias de quien ya tenemos hablado por ser el primer peregrino a la tumba de Santiago. La relación de Compostela y Lourenzá es antigua, pues reza la leyenda que en la batalla de Clavijo derrotaron al ejército musulmán al aparecerse el Apóstol subido a un caballo blanco. El Conde Santo, tras una peregrinación a Tierra Santa, decidió construir un lugar sacro en el valle de Lourenzá, fundando el Monasterio de San Salvador en 969, donde ingresó como monje los últimos años de su vida. Sobre la leyenda y el espectacular sarcófago paleocristiano del siglo VI ya hemos hablado también en anteriores entradas.

De esta conexión simbólica dan cuenta también los nexos históricos y artísticos que el descubrimiento de las pinturas murales en el 2008 han puesto sobre la mesa y sobre el que trataremos más adelante. Los frescos románicos más antiguos de Galicia se encuentran en San Martiño de Mondoñedo, datan del siglo XII y han sido intuidos por Manuel Castiñeiras y rescatados por la restauradora Blanca Besteiro, ella nos informa de que a pesar de tratarse de un monumento bien conocido, ya estudiado e intervenido, y que parecía tener en contra la posibilidad de hacer algún nuevo descubrimiento, la realidad nos ha demostrado que, incluso en esas circunstancias, el Patrimonio histórico puede aún esconder grandes sorpresas.

La enorme riqueza que se esconde detrás del simbolismo que encierran sus capiteles y sus pinturas nos obliga a detenernos especialmente en esta iglesia, a la cual le dedicaremos varias entradas. Comenzaremos a sumergirnos en este templo de una manera digamos que poco habitual. Seguramente sea una de las tareas que, de manera general, se desatiende y que no suele ir incluida en ninguno de los análisis históricos, artísticos, culturales o arquitectónicos. Se trata de descifrar la interpretación de los pasajes bíblicos que, tanto en las pinturas murales como en los capiteles, se representan. En especial, esta tarea debería ser ineludible si se trata de pinturas o esculturas datadas en el periodo medieval, pues el texto bíblico nos ofrece las mejores claves interpretativas en una época en que la función del arte estaba directamente derivada de la concepción intelectual recogida en las fuentes bíblicas. La comprensión intelectual del texto es la base sobre la que se erige todo templo románico.

El programa iconográfico y simbólico de esta iglesia nos invita a detenernos especialmente en un texto bíblico en particular, se trata de la parábola del rico (epulón) y el pobre Lázaro, su figuración se encuentra representada por partida doble en San Martiño de Mondoñedo, por un lado en las pinturas románicas del muro sur del crucero (las peor conservadas) y por otro en la talla escultórica de uno de sus capiteles, todos ellos muy ricos en simbolismo. Detengámonos, por tanto, en su análisis y hagamos caso a nuestros antepasados escuchando lo que tiene este texto de Lucas para decirnos. Transcribimos a continuación la parábola.

Capitel con la representación de la parábola del epulón y el pobre Lázaro, en la iglesia de San Martiño de Mondoñedo

El rico y Lázaro

19 Había cierto hombre rico que se vestía de púrpura y lino fino, celebrando cada día fiestas con esplendidez. 20 Y un pobre llamado Lázaro yacía a su puerta cubierto de llagas, 21 ansiando saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; además, hasta los perros venían y le lamían las llagas. 22 Y sucedió que murió el pobre y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico y fue sepultado. 23 En el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio a Abraham a lo lejos, y a Lázaro en su seno. 24 Y gritando, dijo: «Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua y refresque mi lengua, pues estoy en agonía en esta llama». 25 Pero Abraham le dijo: «Hijo, recuerda que durante tu vida recibiste tus bienes, y Lázaro, igualmente, males; pero ahora él es consolado aquí, y tú estás en agonía. 26 Y además de todo esto, hay un gran abismo puesto entre nosotros y vosotros, de modo que los que quieran pasar de aquí a vosotros no puedan, y tampoco nadie pueda cruzar de allá a nosotros». 27 Entonces él dijo: «Te ruego, pues, padre, que lo envíes a la casa de mi padre, 28 pues tengo cinco hermanos, de modo que él los prevenga, para que ellos no vengan también a este lugar de tormento». 29 Pero Abraham dijo*: «Ellos tienen a Moisés y a los profetas; que los oigan». 30 Y él dijo: «No, padre Abraham, sino que si alguno va a ellos de entre los muertos, se arrepentirán». 31 Mas Abraham le contestó: «Si no escuchan a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán si alguno se levanta de entre los muertos» (Lucas 16,19-31).

 

En esta sección del muro sur del crucero se observa la escena del banquete del rico o epulón, y a las puertas del banquete, a un mendigo desnudo al que los perros le lamen las llagas. Justo al lado, se puede intuir la siguiente escena correspondiente al relato de la parábola, en ella intuimos los pies de una cama. Sería seguramente la cama en la que descansa el rico en el momento de su muerte y en la que observaríamos seguro a su alma transportada por los demonios hacia el hades. En la escena inferior, justo debajo de esta, se representaría el momento de la muerte del pobre, desnudo y despojado de toda imagen, en la que los ángeles transportarían su alma hacia el cielo.

Aunque la interpretación que se ha hecho de esta escena es la de la resurrección de Lázaro, nos parece más probable que sea la continuación de las escenas de la parábola del rico y el pobre Lázaro. Es probable que en la parte del muro en la que no se han conservado pinturas, se representaran las escenas en las que Lázaro es acogido en el seno de Abrahán, y el rico es atormentado en las llamas del infierno. 


Y para no alargar demasiado esta entrada continuaremos con la interpretación de la parábola en la siguiente entrada.






Referencias

https://www.academia.edu/39216746/AS_PINTURAS_MURAIS_DA_CATEDRAL_DE_SAN_MARTI%C3%91O_DE_MONDO%C3%91EDO_FOZ_LUGO_Por_Blanca_Besteiro_restauradora_de_Obras_de_Arte

https://archivium-sancti-iacobi.blogspot.com/2010/01/san-martino-de-mondonedo-imagenes-del.html

https://www.museocatedraldesantiago.gal/es/2025/03/04/tumbo-a-es/

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https://www.academia.edu/63897993/_Relecturas_da_pintura_e_do_tesouro_medieval_das_catedrais_da_s%C3%A9_de_Mondo%C3%B1edo_vellas_e_novas_cuesti%C3%B3ns_a_debate_Estudios_Mindonienses_34_2020_2021_15_76

https://reino.mazarelos.gal/

https://www.condadodecastilla.es/blog/el-primer-reino-cristiano-de-la-peninsula-iberica/

https://www.turismo-prerromanico.com/home-b__trashed-2__trashed-2__trashed-2-2-2/manuscritos/libro-de-los-testamentos-20131015194413/

https://amarinalucense.gal/es/centro-de-interpretacion-de-la-basilica-de-san-martino-de-mondonedo

https://www.romanicodigital.com/sites/default/files/pdfs/files/San%20Marti%C3%B1o%20de%20Mondo%C3%B1edo.pdf


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