Camino Medio

Budismo tibetano. Antigua pintura mural en la sala de asambleas; demonio luchando con arcos y flechas; Monasterio Trakthok Gompa

Todos los aprendizajes espirituales pasan en algún punto por no aferrarse a las riquezas materiales, incluso por la realización de trabajos en apariencia indignos, Jesucristo lavó los pies a sus discípulos, Buda renunció a todos sus lujos para convertirse en un mendigo. Pero esto no significa que la mendicidad o la pobreza en sí misma te vayan a conducir a algún tipo de sabiduría trascendente. El propio Buda, después de vivir los dos extremos, el de las riquezas y el lujo, como el de la mendicidad y la mortificación del cuerpo, entendió que ambas maneras no eran sino dos formas de intentar hallar la sabiduría afuera de uno mismo, no dentro, ambos caminos no eran en el fondo más que dos caras de una misma moneda. Buda, como toda vía espiritual sagrada, descubrió El Camino Medio, o El Noble Camino Óctuple: una ruta de moderación alejada del hedonismo, pero también de la mortificación del cuerpo. 

Para nuestra visión más materialista podría traducirse en algo así como que la capacidad para incrementar los bienes debería ir acompañada de la capacidad para cultivar la ética y la trascendencia. 

La persona con dos ojos es quien tiene vista tanto para adquirir bienes como para la ética y la sabiduría. En otras palabras, las personas despiertas pueden, no sólo cultivar la riqueza, sino también la buena conducta y la espiritualidad. Pero lo curioso de todo esto es que la clase social no es una limitación en ningún caso para el acceso a este tipo de conocimiento, pues tanto el que nunca se ha rebajado a realizar un trabajo indigno como el que sí se ha visto obligado a ello, ambos parten de las mismas condiciones esclavas de la materia, ambos tienen las mismas posibilidades de encontrar en sus condiciones de vida esclava, la vía para perseguir una verdadera libertad, la libertad interior.