Sionismo

Antecedentes


Flagelación de Cristo. Fra Angelico

Flagelación de Cristo. Duccio di Buoninsegna - 1308/1311
 

25 Y respondiendo todo el pueblo, dijo: Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos. 26Entonces les soltó a Barrabás; y habiendo azotado a Jesús, le entregó para ser crucificado.
27Entonces los soldados del gobernador llevaron a Jesús al pretorio, y reunieron alrededor de él a toda la compañía; 28y desnudándole, le echaron encima un manto de escarlata, 29y pusieron sobre su cabeza una corona tejida de espinas, y una caña en su mano derecha; e hincando la rodilla delante de él, le escarnecían, diciendo: ¡Salve, Rey de los judíos! 30Y escupiéndole, tomaban la caña y le golpeaban en la cabeza. 31Después de haberle escarnecido, le quitaron el manto, le pusieron sus vestidos, y le llevaron para crucificarle. Al salir, encontraron a un hombre de Cirene que se llamaba Simón y lo obligaron a llevar la cruz. 33Llegaron a un lugar llamado Gólgota, que significa «Lugar de la Calavera».
( Mt 27,25-33)


Los Evangelios sinópticos relatan el camino de Jesús hacia la colina de la crucifixión, el Calvario, o Gólgota (el lugar de la calavera). El Evangelio de Marcos, Lucas y Mateo mencionan el nombre de un hombre, Simón de Cirene, que habría ayudado a Jesús a llevar la cruz hasta el lugar de la Crucifixión. Cristo fue previamente flagelado, después fue conducido al prelado y allí torturado por los soldados romanos, solo después de esta primera tortura comenzó el camino hacia la crucifixión. ¿Por qué los romanos obligan a Simón de Cirene a cargar con la cruz de Jesús y no con ninguna otra de los 2 condenados que también subían al Gólgota? La razón es porque a ninguno de los otros dos los habían torturado previamente. A Jesús sí, es por eso que, exhausto tras la flagelación y las innumerables torturas a las que había sido sometido por sus verdugos, ya no tenía fuerzas para recorrer todo el camino hasta el Gólgota y, por tanto, los soldados romanos se ven obligados a interceptar a Simón.

¿A qué se deben esa doble tortura que recibe Jesús?

Los condenados a crucifixión eran flagelados habitualmente durante el trayecto que había entre el lugar donde se dictaba la sentencia y el del suplicio. Sin embargo la flagelación de Jesús se realizó en la misma sala del tribunal, y no como era costumbre, pues solo se reservaba este acto para aquellos que la flagelación se sustituía por la pena capital. La primera flagelación de Jesús fue un intento por parte de Pilato de liberar a Jesús. Pero los judíos no toleraron tal cosa, y fue así que además de ser flagelado fue también crucificado.

Los judíos no tenían autoridad para ejecutar a Jesús. Por tanto, lo llevaron ante el gobernador romano Poncio Pilato. Sabiendo que la blasfemia no era un delito en Roma, trataron de que lo condenara sin presentar pruebas. “Si este hombre no fuera delincuente, no te lo habríamos entregado”, replicaron (Juan 18:29, 30). Pilato rechazó tal argumento, lo cual los obligó a fabricar el siguiente cargo: “A este hombre lo hallamos subvirtiendo a nuestra nación, y prohibiendo pagar impuestos a César, y diciendo que él mismo es Cristo, un rey” (Lucas 23:2). De modo que cambiaron astutamente la falsa acusación de blasfemia por la de traición. Jesús jamás prohibió pagar impuestos, y los judíos lo sabían. De hecho, él había enseñado lo contrario (Mateo 22:15-22). Pero era tan obvio que el acusado no suponía ninguna amenaza para Roma, que declaró: “Yo no hallo en él ninguna falta” (Juan 18:38). Pilato sostuvo esa misma postura durante todo el juicio y trató de liberar a Jesús valiéndose de la costumbre de soltar a un preso con motivo de la Pascua. Pero los judíos clamaron por la liberación de Barrabás, quien era culpable de sedición y asesinato (Lucas 23:18, 19; Juan 18:39, 40). En un nuevo intento de liberar a Jesús, Pilato ofreció una solución intermedia: mandó que lo sometieran a la flagelación romana y dejó que lo ataviaran de púrpura, le pusieran una corona de espinas, lo golpearan y se mofaran de él. Entonces volvió a declararlo inocente.

Fue como si les hubiera dicho a los sacerdotes judíos: “Ya estarán satisfechos, ¿verdad?”. Quizás pensó que si veían a Jesús flagelado se compadecerían un poco o saciarían su sed de venganza (Lucas 23:22). Sin embargo, no fue así. Pilato siguió buscando cómo ponerlo en libertad. Pero los judíos gritaron, diciendo: ‘Si pones en libertad a este, no eres amigo de César. Todo el que se hace rey habla contra César’.” (Juan 19:12.) Los gritos de la muchedumbre suponían una amenaza indirecta para Pilato, un chantaje que le infundió miedo. De modo que cedió a la presión e hizo que Jesús fuera llevado a la crucifixión (Juan 19:16).

Este detalle que parece insignificante es, sin embargo, la clave para entender el momento actual. Si ponemos en el Google "flagelación de Jesús" algunas de las sugerencias que hace nuestra amiga la IA es que los judíos no fueron los responsables de la muerte de Jesús. Google tilda de mito histórico el crimen de los judíos contra Jesús, y entiende que se ha utilizado para justificar el antisemitismo. 



Sin embargo, las palabras de Jesús son claras. No hay ninguna duda al respecto:

10  Así que Pilato le dijo: “¿Te niegas a hablarme a mí? ¿No sabes que tengo autoridad para ponerte en libertad y autoridad para ejecutarte?” 11  Jesús le contestó: “No tendrías ninguna autoridad sobre mí si no te la hubieran concedido de arriba. Por eso el pecado del hombre que me entregó a ti es peor”.

Jesús conocía perfectamente el sadismo de sus asesinos, nunca dudó de quienes eran sus verdugos. Los líderes judíos acudieron al gobernador romano, Pilato, ya que en teoría no tenían derecho legal a infligir la pena capital sobre Jesús. Sin embargo, más tarde, una turba dirigida por esos mismos líderes apedreó a Esteban hasta la muerte en Jerusalén (He 7,58). Si a los líderes religiosos no se les permitía infligir la pena de muerte ¿por qué ejecutaron a Esteban? O, si podían administrar la pena capital, ¿por qué involucraron a Pilato en la muerte de Jesús?

No cabe duda de que a Jesús lo consideraron mucho más peligroso, se había enfrentado a los líderes religiosos con la verdad, y tal enfrentamiento hizo que lo quisieran muerto. Sin embargo, les habría sido imposible matar a Jesús sin hacer evidente que habían sobrepasado sus límites legales bajo Roma. Incluso un ataque de la turba contra Jesús habría levantado sospechas. Por otro lado, hacer que los romanos ejecutaran a Jesús daría a los líderes judíos dos capas de protección: Roma no se opondría -legalmente- a su muerte, y los partidarios de Jesús se sentirían disuadidos de intentar vengarse. La diferencia en el caso de Esteban era que este no tenía un extenso historial de enemistad con los líderes religiosos judíos. Esteban era un relativo desconocido, y no era probable que su lapidación llamara la atención de Roma. Siempre se podría culpar a la multitud que realmente mató a Esteban por tomarse la justicia por su mano, sin la sanción oficial del sanedrín. 

Sionismo

El sionismo se ha introducido hasta la médula en nuestras sociedades. Todos hemos sido o somos sionistas en algún punto. Y esta realidad es además la que permite que cada día tenga más legitimidad para arrasar al pueblo palestino. La tendencia fanática en el ser humano es la que le hace vivir en una fantasía por la cual puede considerar siempre que el mal es algo ajeno, y que nada tiene que ver con él.

En el año 1897 tuvo lugar el Primer Congreso Sionista de Basilea, siete años después comenzaron las visitas a la Santa Sede, el fundador del movimiento sionista, Theodor Herzl, visita al Papa Pío X con la esperanza de lograr su apoyo a las aspiraciones del movimiento. El Papa rechaza la idea y dice que la Iglesia no puede reconocer las aspiraciones del pueblo judío en Palestina, ya que los judíos ‘no habían reconocido a Nuestro Señor’. Pero Herzl actuaba movido por criterios políticos, y la respuesta del Papa se basaba en la teología católica. Sin embargo, la teología nos habla de que Jesús enfrentó por igual a los líderes religiosos como a los políticos, pues la verdad no entiende ni de banderas ni de casullas, y dicho enfrentamiento le valió la tortura doble, lapidación y crucifixión.

Tal como recoge  Andrés Piqueras en esta entrevista

Desde hace siglos, el protagonismo de la burguesía judía en el naciente capitalismo, especialmente por lo que toca al capital a interés usurario, le proporcionó una situación de relevancia estructural. En sus primeros momentos, el sionismo fue cogiendo peso en Europa gracias a las poderosas familias judías que desde el principio estaban detrás del movimiento, para después dar un salto hacia una mayor vinculación con los poderes mundiales territoriales. Lo intentó con el imperio otomano y con el ruso, con el naciente poder alemán, para finalmente vincularse al imperio británico por razones de beneficio mutuo.

Después de más de sesenta años de esfuerzos políticos y diplomáticos por parte del sionismo para establecer una nación soberana, finalmente lo consiguen en 1948, con la colaboración de la ONU. El plan de partición de Palestina fue la propuesta de la ONU para dividir el Mandato británico de Palestina en dos Estados, uno judío y otro árabe. Se aprobó en 1947 mediante la resolución 181 de la Asamblea General de la ONU, que reflejaba la creación de un Estado de Israel y un Estado de Palestina, y que la ciudad de Jerusalén quedara bajo control internacional. Si bien las reclamaciones territoriales entre ambas partes son previas, el conflicto actual es consecuencia directa del Plan de Partición, que sin embargo nunca llegó a aplicarse, puesto que Israel se declaró Estado independiente el 14 de mayo de 1948, y al día siguiente fue atacada por una coalición de países árabes en lo que sería la primera de las guerras árabe-israelíes.

"Siendo Asia Occidental el lugar de convergencia entre Europa, Asia y África, es fácil de entender por qué Inglaterra se decidió por establecer allí la entidad sionista, lo cual nada tenía que ver con razones históricas, étnicas o bíblicas, sino puramente geoestratégicas, para disponer de un enclave de contención de cualquier amenaza procedente de Asia, máxime por si las exitosas revoluciones soviética y china pudieran extenderse al llamado “Mundo Árabe”. Se trataba de implantar una base militar (todavía hoy sin constitución ni fronteras definidas, por lo que a duras penas puede ser un “Estado-país”) para el control del territorio y de sus recursos, y al tiempo como fortaleza de vigilancia y dique de posibles sublevaciones y/o amenazas contra el Imperio. Un ente político-militar, en suma, de ocupación y apartheid territorial, que poco a poco se convertiría en el bastión o atalaya adelantada del Sistema Capitalista y de su Imperio Occidental en Asia, permitiendo asimismo coadyuvar al control de África y, en el intersticio entre tres continentes y dos mares, de buena parte de los flujos mundiales.

... 

El sionismo territorializado es una plasmación del imperialismo anglosajón en Asia occidental."

El Estado hebreo estaba interesado en el reconocimiento del Papa y del Vaticano de la soberanía israelí (a pesar de que sus aspiraciones eran políticas y estratégicas, la baza religioso-cultural fue su principal arma), debido a su influencia y el estatus internacional de la que gozaba la Santa Sede, tal reconocimiento era importante, ya que representaba el comienzo de una nueva era en las aspiraciones sionistas. Es así que el poder sionista no cesó en su empeño y tras la Segunda Guerra Mundial encontró el momento idóneo para penetrar en las motivaciones religiosas del Papa. Las motivaciones militares y geoestratégicas del sionismo se pusieron la máscara de la concordia y el acercamiento entre religiones. Desde el mismo final de la Segunda Guerra Mundial, el Vaticano recibió visitas de rabinos sionistas que comenzaron por hacerle peticiones tan aparentemente inocuas como eliminar la expresión "recemos por los pérfidos judíos" con la que comenzaba la plegaria del Viernes Santo. En aquel momento, el Papa Pío XII no cedió a sus presiones, pero desgraciadamente terminó haciéndolo Juan XXIII en 1959, bajo las presiones de ser acusado de antisemetismo. No contento con ceder a sus presiones, el Papa Juan XXIII en la Conferencia Vaticana II de 1965, mediante la declaración ‘Nostra Aetate’, abole la acusación colectiva contra los judíos de ser culpables de la crucifixión de Jesús y el concilio condenó enérgicamente el antisemitismo en todo lugar.

El Papa Juan XXIII fue popularmente aplaudido por este supuesto gesto de acercamiento por parte del catolicismo, vieron en ello la posibilidad de abrir una etapa de confraternidad y diálogo. Sin embargo lo único que se abrían eran las puertas de la corrección política, no del diálogo. Las palabras de la plegaria no eran culpables de las atrocidades cometidas contra los judíos. Al revés, las palabras nos recuerdan que por más atrocidades que se cometan contra un pueblo esto no impide que ese mismo pueblo se convierta a su vez en verdugo. La historia de Cristo es una historia de atrocidades, no es una historia de arco-iris y unicornios, pero si está plagada de atrocidades es precisamente para que seamos capaces de comprender el significado profundo que encierran, para así no repetirlas, este es siempre el sentido de la historia sagrada, no el de la venganza y el enfrentamiento ideológico. La misma fundación del pueblo judío se sostiene en la necesidad de escribir para recordar, para no olvidar el sufrimiento de un pueblo y tratar de encontrar nuevas soluciones ante las nuevas atrocidades, que indudablemente vuelven siempre a repetirse.

Para no ser tachada de antisemita, la Iglesia Católica llegó a cometer uno de los peores pecados contra Cristo, mentir sobre los motivos de su muerte y crucifixión. Jesús fue acusado y sentenciado por el poder religioso y por el poder político, ambos encarnados en los líderes judíos, no en los romanos, doble fanatismo y doble tortura para Jesús, alertándonos ya por aquel entonces de que el fanatismo puede atacar por múltiples flancos, no es patrimonio de la religión. Jesús fue capaz de combatir el fanatismo religioso haciendo frente a los fariseos legalistas (judíos) que habían dejado de entender la ley, y ese enfrentamiento le valió el apoyo de muchos líderes políticos nacionalistas (también judíos) que vieron en él una posibilidad de liberación. Sin embargo, Jesús enfrentó también a estos líderes, y el resultado fue que entre todos lo lapidaron y lo crucificaron. 

Pero esta cuestión no impide que pueda haber entendimiento entre judíos y cristianos, pues de hecho ambas religiones se sustentan en principios muy similares y hunden sus raíces en una misma esencia, por tanto es del todo innecesario eliminar frases "feas" del texto o mentir sobre la realidad histórica de Jesús, para aparentar hipócritamente en el escenario lo que no se es capaz en el interior del corazón. Ninguna obra literaria o artística puede ser considerada culpable de la falta de entendimiento entre los hombres ni de las guerras.

En el holocausto nazi, los judíos fueron el principal objetivo, pero igualmente fueron gaseados miles de romaníes, gitanos cristianos la mayoría, como también testigos de Jehová, prisioneros políticos comunistas, homosexuales, delincuentes comunes, etc...

Sin embargo fue el sionismo quien se alzó con la bandera del victimismo, y con ella consiguieron abrirse camino en la conquista del ideario popular, la base que le da sostén a todas las barbaries. La condición de víctima le permitió asegurar su impunidad, se parte de esta condición, pero el siguiente paso es actuar violentamente presentando estas actuaciones como actos en legítima defensa, puesto que se es la víctima. Comenzaron sacando la frase "recemos por los pérfidos judíos" de la oración del Viernes Santo, y continuaron derribando estatuas de Colón. 

La mentira que aceptó la Iglesia Católica al permitir afirmaciones tales como que los judíos no habían sido responsables de la muerte de Jesús, permitió abonar el campo para el siguiente paso, que fue reconocer el Estado de Israel en 1993, en aquel momento aplaudido también por el resto de la sociedad.

La misma metodología del victimismo fue utilizada para infiltrarse en los sectores de la izquierda que podían representar un peligro para sus intereses, el victimismo fue utilizado para derrocar al enemigo desde dentro, tal como ya lo habían conseguido con la Iglesia Católica. De la misma manera que utilizaron la palabra antisemetismo, siguieron utilizando las palabras racismo, colonialismo o feminismo, para alzar sus banderas victimistas e invitar a toda la población a aceptar la cultura de la cancelación, la corrección política y las políticas de la identidad. Es así que consiguieron vencer al enemigo dividiéndolo, determinando a qué grupo o grupos pertenece un individuo, convirtiéndolo en un remix entre raza, género y orientación sexual para determinar si es víctima o privilegiado y en función de ello integrarlo en tal o cual cuota y atribuirle derechos específicos. La agenda progresista de género y raza consigue entremezclar así un batiburrillo entre falsas víctimas mezcladas con verdaderas víctimas, desarticulando de esta manera toda fuerza resistente desde el interior.

La misma lógica victimista fue aplicada también en los operativos de "falsa bandera" empleados por el imperialismo americano (sionista), los cuales han servido como el mejor justificativo para desatar las más perversas acciones en nombre de los valores sagrados. Es una operación que se ejecuta en la conciencia social: generar una legitimación de tal envergadura, que pueda arrastrar al mundo entero a justificar las acciones más perversas. El auto-atentado a las torres gemelas del 11 de septiembre tuvo ese fin. En aquel momento, sirvió para justificar la guerra contra el terrorismo. La pandemia junto con el plan de reseteo mundial a partir del 2020 también tuvo esa misma motivación: generar legitimación para las acciones más perversas.