Sacrificio




Los falsos sacrificios son aquellos en los que el cuerpo queda mutilado, roto, por eso el Evangelio nos deja claro que a Jesús no le rompieron ningún hueso en la crucifixión. Su cuerpo estaba entero.

La palabra sacrificio difícilmente se puede usar hoy en su sentido positivo, la de volver algo sagrado, la de ser capaz de traspasar el sufrimiento sin responder con odio (tampoco hacia uno mismo), y hacerlo además sin utilizar la imposición moral ni la apariencia, es decir, de verdad, por el deseo.