Manantial de aguas que no engañan

Y aunque el jardín es un lugar cerrado, es también un lugar abierto al cielo que cambia, a los elementos atmosféricos, a las corrientes de agua que lo atraviesan. En su seno de libertad se manifiestan los aspectos contrastantes que el jardín ofrece a los amantes, una parábola de su ser en relación, entre el recinto del misterio personal y la apertura del ser en relación.

Serás un huerto bien regado, un manantial de aguas que no engañan (Is 58,11)

"Pero antes que nada nos es necesario saber que, de la misma manera que la edad pueril no se siente movida al amor pasible, así tampoco se admite a la compresión de las palabras del Cantar a la párvula e infantil edad del hombre interior, es decir, la de aquellos que en Cristo se alimentan de leche, no de manjar sólido, y que ahora, por primera vez, apetecen la leche auténtica y sin engaño. Efectivamente, en las palabras del Cantar de los Cantares está el alimento del que dice el Apóstol: Sin embargo, el manjar sólido es propio de adultos; y requiere unos oyentes tales que, por la práctica de comer, tengan sus sentidos entrenados en el discernimiento del bien y del mal".

Introducción de Manlio Simonetti al Cantar de los Cantares de Orígenes