Huella mnémica



“Y llego a los campos y extensos recintos de la memoria, donde están los tesoros de innumerables imágenes tomadas por los sentidos. Allí también me encuentro ‘conmigo mismo’ y me acuerdo de mí y de qué hice, cuándo y dónde y de qué modo estaba afectado cuando lo hice […] Y de allí viene la capacidad de pensar, construir imágenes del pasado y prever el futuro” (Agustín de Hipona, Confesiones)

Las Confesiones de Agustín, como un viaje a su interioridad a través de la memoria, se convierten en un tratado de psicología con sorprendentes similitudes y premoniciones psicoanalíticas que anuncian incluso el concepto de inconsciente: “¡Grande es el poder de la memoria, una multiplicidad profunda e infinita!… Y este poder es de mi alma y pertenece a mi naturaleza, pero ni yo mismo abarco todo aquello que soy […] el ánimo es angosto para contener aquello de sí que él mismo no abarca. Y ¿dónde está aquello de sí mismo que en él no cabe?”. Agustín Uña, traductor de las Confesiones, comenta: “Memoria es autopresencia, encuentro del Yo con el Yo y con toda la resonancia interior de lo vivido. Es memoria sui”.