La sabiduría reflejada en el libro de Proverbios es una sabiduría intelectual, moral y espiritual, está basada en el temor de Dios, es decir el respeto al orden cósmico y a la jerarquía divina, por lo tanto el sabio es quien toma conciencia del lugar adecuado que le pertenece. Quizás nuestro mundo sea hoy mucho más sofisticado que en tiempos en los que se escribieron estos textos, pero eso es únicamente en las formas, pues la esencia de la vida y de la muerte no ha cambiado en nada desde que el hombre es hombre, y el combate entre sabiduría y necedad se sigue librando eternamente (aunque hoy las diferencias entre ser astuto y ser sabio estén prácticamente sepultadas).
El hebreo del Antiguo Testamento emplea el término jojmah (חןכמה) para sabiduría, mientras que en la versión griega de los LXX se emplea sofía (σοφία) y el latín de la Vulgata utiliza sapientia. No deja de ser curioso que la palabra sofía haya pasado a utilizarse como nombre propio de mujer, sobresaliendo la figura de Santa Sofía, madre de las mártires Fe, Esperanza y Caridad. Me gustaría destacar, por este motivo, la relación con el aspecto femenino de la divinidad que queda patente en la literatura sapiencial y en particular en el libro de Proverbios. Es destacable también el número de mujeres que aparecen en todo el libro, la madre sabia, la mujer adúltera, la mujer insensata, la mujer virtuosa, la mujer sabia y la mujer necia, la esposa rencillosa... A veces representan amenazas a una vida llena de sabiduría, otras representan las mejores cualidades de una vida auténticamente sabia. Sin duda los capítulos que más han llamado mi atención son precisamente el 8 y el 9, no solo porque en ellos hay partes que se encuentran expresadas en primera persona, personificando a la Sabiduría como a una mujer (Prov 8, 4-36; 9, 4-12) sino por su gran belleza y elevado contenido poético. También en cuanto a la estructura del libro, parece que estos capítulos marcan una cierta línea de corte o eje axial a partir del cual empezar a construir la casa de la Sabiduría.
La llamada de la Sabiduría (Prov 8, 1-21)
La Sabiduría, personificada, predica su doctrina en las calles y en las plazas públicas, la llamada de la Sabiduría se produce en los lugares exteriores ("En las altas cimas, junto a la carretera, en las encrucijadas de los caminos es donde se para".) Las expresiones que utiliza invitan a entrar a un lugar para el cual hace falta sobrepasar un umbral ("en las puertas, en las entradas de la ciudad, en los umbrales de las casas, hace ella oír su voz") ("y vosotros, necios, entrad en cordura […] y abriré mis labios para cosas rectas"). Pero en Prov 9,1 leemos "La sabiduría edificó su casa", y ciertamente parece que con la construcción de los muros se hacen más visibles ahora el adentro y el afuera. El simbolismo de la casa parece a su vez estar en estrecha relación con el del templo, ambos son símbolo del propio cuerpo.
La Sabiduría es el vehículo del Espíritu divino, es el medio por el cual edificar la propia casa en asiento sólido, por el cual vivir con seguridad y confianza dentro del orden cósmico, no derrumbarse con facilidad. Por tanto la sabiduría es el camino hacia el amor, un camino que a menudo está enturbiado por las necesidades narcisistas de poseer, el amor más primitivo es ese que solo quiere poseer, pero el amor verdadero es deseo hecho Sabiduría.
El origen divino de la Sabiduría y su eternidad (Prov 8, 22-36)
La Sabiduría está junto a Dios desde el principio, está en el origen y en la estabilidad del mundo, es intermediaria entre Dios y la creación del mundo, a través de ella el hombre goza de la creación y también de Dios. La Sabiduría aparece descrita con unos rasgos que parecen anticipar el misterio de la Trinidad. Podríamos ver una relación entre la Sabiduría y la Palabra o Logos de Dios, en algunos versículos vemos un cierto paralelismo con las palabras del Prólogo al Evangelio de San Juan, (vv. 22-30, cfr Jn 1,1; v. 35, cfr Jn 1,4).
Además, este pasaje se incluye en la Misa de la Natividad de la Virgen María (8 de septiembre), haciéndonos ver, quizás, que así como el Verbo es Dios desde la eternidad y está activo en la creación del mundo, también éste se encarnó en el seno de María, por lo que vino a ser Madre de Dios, Madre del Verbo, Madre de Cristo Hombre y Madre de la Sabiduría. La Virgen María es morada de Dios, en donde el Hijo y el Espíritu pueden habitar entre los hombres. Por ello, es imposible no relacionar los textos más bellos sobre la sabiduría con la Virgen María, pues también ella ha sido cantada y representada como “Trono de Sabiduría”.
El simbolismo del agua
Así como el espíritu normalmente es simbolizado por el fuego, la sabiduría aparece simbolizada por el agua, pues su inmensidad, su profundidad y su poder vivificante solo es comparable al de las aguas.
La sabiduría edificando su casa
La llamada de la Sabiduría (Prov 8, 1-21)
La Sabiduría, personificada, predica su doctrina en las calles y en las plazas públicas, la llamada de la Sabiduría se produce en los lugares exteriores ("En las altas cimas, junto a la carretera, en las encrucijadas de los caminos es donde se para".) Las expresiones que utiliza invitan a entrar a un lugar para el cual hace falta sobrepasar un umbral ("en las puertas, en las entradas de la ciudad, en los umbrales de las casas, hace ella oír su voz") ("y vosotros, necios, entrad en cordura […] y abriré mis labios para cosas rectas"). Pero en Prov 9,1 leemos "La sabiduría edificó su casa", y ciertamente parece que con la construcción de los muros se hacen más visibles ahora el adentro y el afuera. El simbolismo de la casa parece a su vez estar en estrecha relación con el del templo, ambos son símbolo del propio cuerpo.
¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?
Cor 3,16
también vosotros, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual
para un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.
1 Pe 2,5
La Sabiduría es el vehículo del Espíritu divino, es el medio por el cual edificar la propia casa en asiento sólido, por el cual vivir con seguridad y confianza dentro del orden cósmico, no derrumbarse con facilidad. Por tanto la sabiduría es el camino hacia el amor, un camino que a menudo está enturbiado por las necesidades narcisistas de poseer, el amor más primitivo es ese que solo quiere poseer, pero el amor verdadero es deseo hecho Sabiduría.
Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.
Mat 7, 24-27
Icono de la "Sabiduría divina"
El origen divino de la Sabiduría y su eternidad (Prov 8, 22-36)
La Sabiduría está junto a Dios desde el principio, está en el origen y en la estabilidad del mundo, es intermediaria entre Dios y la creación del mundo, a través de ella el hombre goza de la creación y también de Dios. La Sabiduría aparece descrita con unos rasgos que parecen anticipar el misterio de la Trinidad. Podríamos ver una relación entre la Sabiduría y la Palabra o Logos de Dios, en algunos versículos vemos un cierto paralelismo con las palabras del Prólogo al Evangelio de San Juan, (vv. 22-30, cfr Jn 1,1; v. 35, cfr Jn 1,4).
Además, este pasaje se incluye en la Misa de la Natividad de la Virgen María (8 de septiembre), haciéndonos ver, quizás, que así como el Verbo es Dios desde la eternidad y está activo en la creación del mundo, también éste se encarnó en el seno de María, por lo que vino a ser Madre de Dios, Madre del Verbo, Madre de Cristo Hombre y Madre de la Sabiduría. La Virgen María es morada de Dios, en donde el Hijo y el Espíritu pueden habitar entre los hombres. Por ello, es imposible no relacionar los textos más bellos sobre la sabiduría con la Virgen María, pues también ella ha sido cantada y representada como “Trono de Sabiduría”.
Icono sobre "La sabiduría se ha hecho una casa"
Así como el espíritu normalmente es simbolizado por el fuego, la sabiduría aparece simbolizada por el agua, pues su inmensidad, su profundidad y su poder vivificante solo es comparable al de las aguas.
Como aguas profundas es el consejo en el corazón del hombre;
Mas el hombre entendido lo alcanzará.
Prov 20,5-14
Aguas profundas son las palabras de la boca del hombre;
Y arroyo que rebosa, la fuente de la sabiduría.
Prov 18,4
Con toda diligencia guarda tu corazón,
Porque de él brotan los manantiales de la vida,
Prov 4,23
La sabiduría edificando su casa
«La sabiduría se ha hecho una casa, ha labrado siete columnas; ha sacrificado víctimas, ha mezclado el vino y ha preparado la mesa. Ha enviado a sus criados a anunciar en los puntos que dominan la ciudad: «Vengan aquí los inexpertos»; y a los faltos de juicio les dice: «Venid a comer de mi pan, a beber el vino que he mezclado; dejad la inexperiencia y viviréis, seguid el camino de la inteligencia». (Prov 9, 1-6)
Siete son los pilares sobre los que se asienta la Sabiduría, y son también 7 las virtudes (teologales y cardinales), los pecados capitales, las notas musicales, los 7 sabios de Grecia, los 7 días de la semana o los 7 colores del arcoiris, fruto de la descomposición de la luz.
«¡Qué espléndida sensación la que experimenta el hombre al sentirse en el mundo como en su propia casa! Todo lo que el hombre recibe del universo es esencialmente una seguridad que alienta su confianza, un orden que tranquiliza su espíritu y un alivio que calma sus preocupaciones. Desde luego que los maestros no ignoran que también en esta perspectiva se puede hablar de perdición y de muerte. Pero éstas son realidades que no le vienen al hombre desde el exterior, sino que constituyen el destino más radical de su propia existencia interna como persona.»
G. Von Rad