"Por el contrario, una de las grandes hazañas de la brujería consiste precisamente en el acceso a las multiplicidades, más allá de cualquier acercamiento parcial: “La habilidad para acceder a este modo de multiplicidad es lo que se quiere decir cuando se dice brujería”.
[3] En este caso no se trata de una técnica de control para someter al otro, sino que más bien es una habilidad libertaria que permite, como diría William Blake, abrir las puertas de la percepción y el tercer ojo. Pues, cabalmente, a través de estos experimentos los brujos y las brujas logran mostrarnos la inmensidad vivida en cada una de sus experiencias metafísicas, en cada uno de sus desdoblamientos.
Es, entonces, a este plegamiento continuum de la termodinámica de la realidad, lo que caracteriza a esta pragmática anormal: “[…] la captación o el conocimiento de la naturaleza (su pragmática) está en manos de los brujos, ya que estos trabajan en las lindes de los reinos, en el pulso mismo de los devenires, sin pretensiones cartesianas de disipar el claroscuro de la nebulosa mediante una lente clara y distinta”
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