El origen de la palabra cuarentena lo encontramos en el Pentateuco, 3.400 años atrás.
40 son los años en que Moisés vivió como pastor en Madián; los días en el que, también Moisés, permaneció en el Monte Sinaí antes de bajar con las tablas de los Diez Mandamientos; los años a los que los hebreos fueron castigados a vagar por el desierto; o los días (y noches) que Jesucristo pasó de ayuno en el desierto y vivió el episodio en el que fue tentado por el diablo.
"Entonces fue conducido Jesús al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo. Después de haber ayunado cuarenta días con cuarenta noches, sintió hambre. Y acercándose el tentador le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes. El respondiendo dijo: Escrito está: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que procede de la boca de Dios" (Mt 4, 1-4).
"No deserto hai oasis e espellismos. O principal traballo de toda vida humana é aprender a recoñecer a diferenza. Non é doado. Por máis que da desilusión nazan promesas, libros e casamentos, segue sen ser doado. A forza que precisamos para construír é a forza que precisamos para derrubar: unicamente muda a dirección do vento. "Non podemos camiñar con fame baixo o sol. Dános sempre o mesmo pan, o teu corpo de sangue, Señor". Atopas certo consolo no movemento das árbores e nas súas filigranas de sombra, e mesmo che parece que podes ver impresas, sobre o muro, as pegadas da túa mortalidade."
María do Cebreiro
http://mariadocebreiro.net/es/o-deserto/?fbclid=IwAR06ZgdV1jQLyE6U80Gor8CyhZ_H5co8mqiuN4gWhQAXJN2-fu-TTYzlq70