Ley del karma / Temor de Dios

 Juicio final en Santa Fe de Conques

Temed a Dios y dadle gloria pues la hora de su Juicio ha llegado (Ap14:7)

El psicoanálisis conduce a las puertas del misterio, a las puertas de un salto ontológico con uno mismo. El misterio no es algo que se resuelva, sino que es algo que se profundiza eternamente. El trabajo que se hace en análisis se construye a partir del vínculo de transferencia, es decir de un vínculo de amor, es este vínculo lo que permite la cura, sin amor no hay cura posible, por eso muchas veces fracasa, precisamente porque nuestra sociedad no entiende este tipo de vínculos más profundos, tampoco el sujeto está acostumbrado (por las tendencias sociales) a hacer un trabajo que conlleva dedicarle tiempo de introspección cada día, no es suficiente con los minutos que duran las sesiones, porque no es el analista el que cura, sino el trabajo del analizante dentro de un vínculo de transferencia. Durante el proceso se purgan deseos infantiles que estaban anudados a formas específicas de gozar, formas que a veces no tienen que ver con la propia vida, sino con la de los antepasados familiares, adviniendo a un encontronazo con el ser para la muerte, también en el proceso se adviene a una potencia deseante mayor. Este advenimiento es también un resultado del encuentro con la ley, a la que podemos denominar ley del karma, pues refiere los mismos puntos que la ley de la castración, pero sin hablar en términos fálicos. La castración es del orden de lo particular, el karma es del orden de lo universal, es decir, la ley de causa y efecto. La persona que atraviesa la experiencia psicoanalítica ha devenido un verdadero amo de su vida, Lacan decía que en Grecia había amos, y que hoy en día sólo hay esclavos. Un verdadero amo no es el que más se impone y atemoriza a los otros, no es el líder de la mafia, ni el que tiene más dinero, o posición social más alta, por más poder que éstos tengan, pues como dijo Jesús, todos los que empuñan espada, a espada morirán.

Un verdadero amo es libre del fantaseo que ata su goce a una determinada manera, o a un determinado guión del que no se puede salir, un verdadero amo es libre de ese guión, pero no es libre de la ley de causa y efecto, por eso sólo teme a la ley de causa y efecto, sólo teme al efecto que su acción generará en el mundo, y como está despierto a esta naturaleza esencial de la vida que se da en cualquier parte del mundo, tiene plena consciencia sobre la responsabilidad subjetiva. Este es también el pleno sentido del concepto “temor de Dios”, la libertad implica someterse a la ley universal, no hacerlo implica una fuente de sufrimiento, por eso a menudo en la Biblia se llega a la sencillez máxima por la cual el bien se define por las obras buenas, sin más complicaciones, pues es un resultado automático de conseguir integrar lo verdaderamente difícil: aceptar el temor de Dios.

Los hombres malos no entienden de justicia, pero los que buscan a Jehová entienden todas las cosas. (Prov 28, 5)

A uno le parece limpia toda su conducta,
pero es el Señor quien pesa las conciencias. (Prov 16, 2)

El temor del SEÑOR es fuente de vida, para evadir los lazos de la muerte. (Prov 14, 27)

El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza. (Prov 1,7)

El temor de Jehová es aborrecer el mal. (Prov 8,13)

El que es capaz de atravesar un análisis ya no dice que sufre por lo que los otros le hacen o no le dan, o por lo mucho que Dios le castiga, o por la clase social en la que le ha tocado nacer, o por los privilegios de los gobernantes, etc… Ha abandonado esa posición, por más que es evidente que en la vida uno no puede evitar que le afecten las acciones de quienes lo rodean, no se pueden evitar las influencias del mundo sobre uno. Pero aquel que atravesó el proceso psicoanalítico, por más que se vea perjudicado por lo que el mundo le hace, es capaz de entender que el foco aparente de su padecimiento no se encuentra ahí, sino que procede de lugares más internos.

La libertad también está en aceptar que uno no es todopoderoso y que no puede 
hacer nada para cambiar al otro, ni para cambiar lo que no está en su mano cambiar, se trata de abandonar la posición que en psicoanálisis se conoce como “el alma bella” (la propia de la histeria), dejar de decirnos inconscientemente eso de “soy infeliz porque quien amo no me ama”, o “no soy libre porque mi mujer no me deja ser libre”, o “soy el último fracasado” o “soy lo más de lo más”, todas son posturas del orden de la locura. La posición del "alma bella" que reformuló Lacan en relación a la propuesta por Hegel, aunque rechaza y critica el orden del mundo y se sitúa ante él como una entidad pura no contaminada por él, finalmente lo produce activamente como su exterior constitutivo en la medida en la que ese mundo que critica es necesario para sostener su propia posición narcisista.

 La ley permite el acceso a la aceptación de la verdad de una manera interna, no por la racionalización ni el discurso, sino una aceptación que atraviesa el cuerpo, transformadora, que se vive como el resultado del trabajo interior de mucho tiempo, no por la imposición de un discurso externo más o menos persuasivo. La ley del karma es también el advenimiento de la verdad, huir de ella es huir de la verdad, la neurosis piensa que puede sortear la ley y por tanto la verdad, piensa que puede saltarse la ley sin pagar por ello, pero eso es imposible, por eso el resultado es vivir en una fantasía, vivir en el engaño. Nuestra sociedad está atravesada por la neurosis, así también el engaño y la mentira están en la médula de nuestra cultura, aunque ciertamente la psicosis empieza a imponerse cada vez más. 

El único cambio posible en occidente es la transformación individual, el crecimiento espiritual y de consciencia de cada una de las personas que constituyen la sociedad occidental, la cual ha dejado sin vigencia las vías de acceso al interior y obliga a un trabajo individual más costoso, pues se enfrenta a un mundo en el que no hay espacio para la pregunta por el ser, y cuantos más avances haga en ese recorrido menos aceptado será. No hay transformación política viable y durable sin transformación subjetiva. 
El esclavo no vive a la altura de las leyes de Dios, por más que acepte las leyes del hombre, a menudo predica y actúa sólo por su beneficio, el hombre libre sin embargo, es capaz de anteponer la verdad (única jerarquía posible) y predicar incluso en contra de su beneficio.

“Por cuanto entristecisteis con mentira el corazón del justo, al cual yo no entristecí, y fortalecisteis las manos del impío, para que no se apartare de su mal camino, infundiéndole ánimo”. (Ez 13,22)

El SENTIDO engendra.
La VIDA nutre.
El entorno moldea.
Las influencias pulimentan.
Todos los seres veneran el SENTIDO y aprecian la VIDA.
Y lo hacen sin estímulos externos, espontáneamente.
Así, el SENTIDO engendra, y la VIDA
nutre, alienta,
cuida, perfecciona,
cubre y ampara.

Lao Tsé

Referencias

Muchas de las ideas expresadas en esta entrada provienen de las enseñanzas de Alejandro Campot, del que recomendamos encarecidamente todo su canal de Youtube. 

 https://youtu.be/_Zmpat8T0bQ?si=haZjhKrOSbg2O6ul

https://www.redalyc.org/journal/537/53749962012/html/

http://blog.martacuba.com/2024/06/ley-y-deseo.html

http://blog.martacuba.com/2023/03/abraham.html