En el lenguaje de los alquimistas, siempre inclinado a las metáforas herméticas, la cola del pavo real (cauda pavonis) marca un punto específico en la transformación de la materia hacia la piedra filosofal o el elixir. Patrick Harpur, en su libro Mercurius, describe este estado visionario:
La oscuridad remanente se desdobla como los pétalos multicolores de una flor metálica. Cada pétalo enjoyado cintila en una constelación de zafiros, ópalos, esmeraldas, amatistas, rubíes y ónix. Los colores se transforman y fusionan, parpadean y se disipan, como una encarnación de Iris.
También la figura que fluctúa en la pupila es figuración en movimiento y engendradora de oscuridad. Una sola figura de múltiples transformaciones y rostros, kore, pupila indecible. Kore es la pintura que emerge de la oscuridad de Hades —tensión bajo la luz del oculto deseo—, impulsada por su propia fuerza germinadora.
Estobeo, Eclogae Physicae et Ethicae, I, 3-12
Del libro sagrado de Hermes Trismegisto, de aquellas que llaman Kore del cosmos (epikaloumenes Kore cosmou):
Con el nombre de "Kore del cosmos" la figura de Kore parece confundirse con la de Isis y con la imagen de la pupila que, en griego, se dice kore (cfr. R. Reitzenstein, Poimandres. Studien zur griechisch-ägyptischen und früchristlichen Literatur, Teubner, Stuttart, 1966, p.145).
La muchacha indecible, G. Agamben