"La hipocresía es el arte de amordazar la dignidad. Es el guano que fecundiza los temperamentos vulgares, permitiéndoles prosperar en la mentira: como esos árboles cuyo ramaje es más frondoso cuando crecen a inmediaciones de las ciénagas”.José Ingenieros
Si de algo nos tiene que servir la espiritualidad es para enfrentar el mal, venga de donde venga y poner palabras frente a la barbarie.
Ana Pastor llama peligroso a Rubén Gisbert, como a todos los youtubers que se dedican a destapar las gigantescas mentiras que lleva a cabo Newtral y toda su infamia desinformativa. Claro que es peligroso, es peligroso para quienes, como ella, viven de engañar, manipular y atentar una y otra vez contra la salud informativa y la convivencia de la gente. Pero el lenguaje puede llegar a ser muy perverso, ella no miente cuando dice que son peligrosos, pues representan un peligro para su chiringuito mafioso, claro que sí. Pero el caso es que Newtral lleva varios años demostrando la capacidad de desinformación y de difundir mentiras y bulos que tiene, en estos momentos se ha evidenciado que sus mentiras hacen aguas por todas partes, a veces la justicia divina se muestra de una manera verdaderamente poética. El agua empezó a cotizar en bolsa hace pocos años y se derribaron todas aquellas presas que ya no tenían beneficios para sus empresas explotadoras, pero que sin embargo sí tenían beneficios para agricultores y ganaderos, a los que quieren cobrarles por el agua, con la justificación de que es el cambio climático quien lo impone, y no su desmedida y demoníaca codicia. La gota fría es un desastre de la naturaleza que lleva ocurriendo años, si ahora ha destruido más que otros años es porque la podredumbre y miseria humanas habían llegado a un punto límite que la inteligencia divina se encarga de contrarrestar. La gota fría destruye y arrasa con todo, pero la poética divina también arrasa con la gigantesca hipocresía farisea que se evidenció en el caso Errejón y el falso feminismo que sirve de sostén a su relato mentiroso y vacío, como también en la ruindad de Newtral, Ana Pastor y Ferreras, sus acólitos de la Sexta, o también Pedro Sánchez y sus secuaces, que con esas miserables palabras "si necesitan ayuda que la pidan" quedan ya completamente al descubierto, imposibles de camuflar su perversidad e indigencia extrema. Es espeluznante comprobar cómo lo único que les preocupa a esta gente es utilizar los desastres naturales para hacer negocio y reforzar el relato que, de la mano del poder mediático, es utilizado para justificar su más que infinita codicia, esta gente no es que hayan vendido su alma al diablo, es que son el diablo mismo.
Al menos que los últimos acontecimientos nos sirvan para conocer obras de arte que han sabido anteponer el lenguaje a la barbarie. La hipocresía es el tema principal de "Tartufo", es la trágica historia de quienes gozan de la más absoluta impunidad, a través del poder, la mentira, las apariencias y la falsa moral. Dice Tartufo: "quien peca en silencio, no peca, es el escandalo lo que vuelve pecaminosa a la acción".
Será por tanto una buena excusar para leer esta obra.
"Hay falsos devotos como hay falsos valientes […] ¿No haréis ninguna distinción entre la hipocresía y la devoción? ¿Queréis referiros a ambos con el mismo lenguaje y rendir el mismo honor a la máscara que al rostro, igualar el artificio a la sinceridad?".
El falso devoto, el que usa la apariencia de religiosidad para engatusar a gentes piadosas e ingenuas, sabe contener el cielo dentro de los límites de su conveniencia: conoce "el arte de anular los escrúpulos". "El cielo prohíbe, es verdad, ciertas satisfacciones, pero se pueden encontrar acomodos", se pueden encontrar atajos que, como es sabido, son camino cierto hacia el infierno.
El Tartufo conoce, como hemos visto, el arte de deslumbrar a sus víctimas y el de anular los escrúpulos. Nietzsche o Max Scheler señalarían que quizá esas malas artes sean manifestación del algo más profundo, de algo a lo que alude Molière cuando indica que en el fondo del alma tartufa late el puro y simple resentimiento. Se trata de personas, dice Molière, que "saben ajustar su celo con sus vicios, son rápidos, vengativos, carentes de fe, llenos de artificios, y para perder a alguien ocultan insolentemente con el interés del cielo su inmenso resentimiento, mucho más peligroso en su áspera cólera, ya que toman contra nosotros armas reverenciadas y su pasión quiere asesinarnos con un hierro sagrado".
Siglos antes de que Nietzsche encontrara el resentimiento en el fondo de la moral de servidumbre, como fundamento del comportamiento basado en la sumisión y el sometimiento, Molière lo señala arteramente en el fondo de la hipocresía en general y de la hipocresía que explota los sentimientos profundos ante lo misterioso de la vida, en particular.
Texto extraído de: https://es.aleteia.org/2023/03/02/del-resentimiento-a-la-hipocresia-el-tartufo