He experimentado ambas circunstancias, la de cruzar el charco con miedo e inevitablemente salir empapada y la de cruzarlo con claridad mental y terminar la caminata sin una mancha de barro en las botas. La histeria es una forma de rechazo a lo femenino. Seguimos jugando a ser dioses, utilizando el ejercicio del poder frente a la impotencia de las dificultades, que se traduce en una dejación de las responsabilidades de cada sujeto, y de la creación de “culpables” o de “cínicos”.
He experimentado ambas circunstancias, la de cruzar el charco con miedo e inevitablemente salir empapada y la de cruzarlo con claridad mental y terminar la caminata sin una mancha de barro en las botas. La histeria es una forma de rechazo a lo femenino. Seguimos jugando a ser dioses, utilizando el ejercicio del poder frente a la impotencia de las dificultades, que se traduce en una dejación de las responsabilidades de cada sujeto, y de la creación de “culpables” o de “cínicos”.